“El mundo del diseño nunca había tenido mucho interés para mí. Desde el punto de vista de la inversión, el arte siempre parecía más prometedor. Aunque el fenómeno de unos precios excepcionales para obras de arte extremadamente deseables ha sido recurrente durante siglos, hace diez años el mundo del arte contemporáneo comenzó a sentirse con la energía y el descaro suficientes para renovarse totalmente. Y entonces me obsesione con descubrir y coleccionar a los artistas más explosivos que pude encontrar. El mercado del arte estaba empezando a despegar hacia un terreno desconocido. En el años 2005, las obras de Takashi Murakami, Damien Hirst, Richard Prince y muchos otros ya eran muy buscadas y se vendían por cifras astronómicas en las subastas y en el mercado secundario.
Mi primer libro, Coleccionar arte contemporáneo, salió en junio de 2006, justo antes de que fuéramos testigos de los precios más altos jamás alcanzados por la obra de artistas vivos. Cuando una vitrina de píldoras de Damien Hirst podía valer más de 19 millones de dólares, un cuadro de Peter Doig rondaba los 11 millones de dólares y el Hanging Heart de Jeff Koons se subastaba por casi 24 millones de dólares, cualquier coleccionista en su sano juicio tenía que preguntarse cuánto tiempo duraría aquello.”
Así comienza la introducción del autor y me parece que sólo estos párrafos ya te explican mucho de lo que ha pasado en los últimos tiempos en el mundo del coleccionismo. Más adelante os traeré otros dos sobre el tema pero este DEBÍA ser el primero.
Reza este libro que fue comprado el 26 de Junio de 2013, tenía ese año morriña porque no había bajado a ARCO y lo echaba en falta y que me costó 14,99€ en mi librería de confianza.
Como ya sabéis por los post sobre interiores de este blog, me encanta el diseño, diseño de muebles, de sillas -sobre todo- y de cualquier cosa que se utilice menos de moda, que no me llama mucho la atención he de decir. Coleccionar diseño de Adam Lindemann, pues, tenía que estar en mi librería y más contando que llevo tras un par de piezas de diseño unos años y quería especializar un poco más esa “caza” o al menos comenzar a poner sobre la mesa cosas que no tenía claras como a quien seguir o si estaba buscando correctamente ya que todas mis obras de coleccionismo son flechazos.
Eso si, puedo decir que soy una modernista de libro y que los nórdicos son mi pasión y entre un óleo y una foto, siempre elijo la foto.
El libro se divide en 5 partes o lo que llama “los 5 protagonistas del mercado del diseño”:
- El diseñador: Espacio vacío. ¡¡jaja!! Sí, no es broma, esta categoría aparece en el libro pero no está, está vacía. Dice que no quiso entrevistar a diseñadores porque no iban a aportar nada al libro y que fue profusamente criticado por ello. Ole tú, Adam.
- El coleccionista: Se entrevistó con 7 coleccionistas, habla de los diferentes estilos de cada uno de ellos y os voy a transcribir lo que dice de los modernistas porque es lo que soy yo y me siento totalmente identificada con lo que dice: “los adictos al modernismo compran una pieza de Marcel Breuer (ojalá pudiera) y la colocan junto a sus Gerrit Rietveld, pero nunca añadirán una pieza francesa de los años 70 de Pierre Paulin o Maria Pergay, ni tomarán en consideración un encargo contemporáneo de Mattia Bonetti.
- El marchante: Habla aqui con 9 marchantes y cuenta que son especialistas, en general, en un mercado y una época específicos y cuenta que los marchantes del SXX tienen poco capital pero son extremadamente entregados.
- El marcador de tendencias: aqui mete a 7 tipos, entre ellos dos nombres que nos suenan a todos, Karl Lagerfeld y Marc Jacobs. Dice que si bien en el arte hay muchos asesores algunos muy influyentes, en el diseño no existe esta figura así que cogió a gente influyente como por ejemplo dos interioristas IT, dos diseñadores de moda -antes mencionados- los otros tres son mezcla, hotelero, arquitecto, celebridad…
- El experto de casas de subastas: Como todos sabemos los precios más altos en subastas, al menos de diseño y antes, eran sacados por antigüedades, los muebles chulos los metían en la categoría de “Artes decorativas” es importante saber esto si miras casas de subastas… además dice que la mayor parte del diseño que sale en este libro no causaría el menor interés hace sólo 20 años.