El primer año de colegio es muy importante para un niño, y por que no decirlo, para unos padres, sobre todo si son primerizos en ese tema como es mi caso.
La verdad que el hecho de vivir en un pueblo a nosotros nos ha facilitado muchísimo este comienzo, ya que lo que en las ciudades supone un esfuerzo extra de los padres aquí es algo que fluye de manera natural.
Me refiero a que cuando un peque empieza el comiebzo del curso en una ciudad muchas veces no conoce a ninguno de sus compañeros (o a muy pocos) y mucho menos al que sera su profesor.
Una mama que anteriormente vivía en Madrid me contaba hace un tiempo que ellos se molestaban en hacer un grupo y juntar a los niños antes de que empezase el cole, para que ya se fueran conociendo y les resultase mas fácil la experiencia.
Como os decía, esto en mi pueblo (y me imagino que en todos los pueblos donde no haya demasiados puntos de reunión para niños) no supone tal esfuerzo, ya que los peques desde chiquitines ya se conocen y se ven casi a diario en el parque.
Incluso las tres profesoras que hay en infantil son conocidas y apreciadas por todos.
Aun así, los comienzos en nuevas rutinas no son fáciles y siempre hay algún niño que lo nota especialmente.
Mi hija, sin ir mucho más allá, comenzó el cole súper contenta y al cabo de unas semanas la cosa decayó… No hacia escándalos ni se resistía a ir al cole pero se le escapaban las lágrimas y el momento de separarnos y subir los tres escalones que hay para entrar en su clase se le hacían un mundo.
Su maestra siempre me dijo que al momento de cruzar la puerta todo cambiaba y así debía ser porque ella salía contenta e incluso jugaba a ser profe en casa con todos sus muñecos como alumnos.
Esto le paso durante todo el primer trimestre y a la vuelta de las vacaciones de navidad todo había vuelto a la calma.
A día de hoy lo achaco a un cúmulo de circunstancias que le sobrevinieron esa temporada; por ejemplo, pasó de ser una niña muy sana a coger sus primeros virus y no los soltó durante todo el trimestre, ésto, unido al cambio de empezar esa nueva etapa y al hecho de que yo también estaba en el principio de mi embarazo.
Lo que hicimos fue no darle importancia e intentábamos despertarla todos los días de manera alegre y optimista (cosa que también me venia estupendamente a mi para no venirme abajo ya que mis hormonas de embarazada sumadas a la innata protección maternal la hicieron una etapa complicadilla) y al final igual que comenzó, desapareció.
Desde entonces va encantada y ahora que ya esta en tercero de infantil está emocionada con pasar al «cole de mayores» el próximo curso.

Volviendo al principio, en nuestro colegio, al comenzar el curso hacen una reunión informativa. En ella te explican un poco las expectativas del curso y lo necesario para llevarlas a cabo.
Imagino que en todos los colegios harán esa reunión e imagino también que la lista de materiales en cada colegio sera diferente.
Yo os expongo lo que a nosotros nos pidieron, y en este sentido opino que somos unos privilegiados, ya que la lista fue cortita:
- Un mandilon de cualquier color. Esto puede parecer una tontería pero el hecho de que ellos puedan elegir el color de su bata a mi me resulto sencillamente genial. En otros colegios de la zona cada curso va de un mismo color e incluso se mantienen del mismo color durante los tres cursos de infantil, cosa muy útil para que cada profe identifique a su clase perfectamente pero que a mi personalmente me parece una opción mas «aburrida». Los únicos requisitos fueron que tuviera gomas en los puños, una cinta para poder colgarlo en el perchero, el nombre del niñ@ y unos botones suficientemente grandes para permitirles suficiente autonomía al ponérselo y quitárselo, ya que eso es lo que se trataba de fomentar ese primer curso, la autonomía de los peques.
- Una bolsa con una muda de ropa, por posibles «escapes» o accidentes en el patio.
Puesto que la mayoría de los peques en primero de infantil aun están controlando sus esfínteres y puesto que muchos papas trabajan fuera de casa y les resulta complicado salir para cambiar a sus hijos cuando sufren un «escape» esta opción me pareció mucho mas que estupenda. - Una mochila pequeña (acorde con los niños) en la que llevarían una fiambrera de fácil apertura (volvemos al tema de la autonomía), una servilleta de tela con el nombre del niñ@ (la reducción, la reutilización y el reciclaje es el lema del colegio) y una taza/vaso de plástico también con el nombre escrito para poder dejarlo en el cole.
El tentempié lo marcan con un fácil esquema semanal que puedes o no seguir pero que a mi parecer te facilita mucho las cosas ya que no tienes que pensar el típico «¿qué le meto mañana…?» y que evita que unos se antojen del tentempié de otros:
Lunes algún producto casero, Martes lácteos, Miércoles fruta, Jueves bocata y Viernes día libre.
Así se evita que los niños lleven siempre lo mismo y aprendan a comer de todo -si es que no saben ya-.
El tema de consumibles y libros fue bastante escueto también:
- 1 caja de Ceras
- 1 caja de rotuladores de los gruesos
- Unas tijeras de punta redonda
- Un tubo de pegamento
- Un paquete grande de pañuelos de papel
- Un pack de botellas de agua grandes (que vamos llevando por orden alfabético según se van terminando)
- 20€ para fotocopias
Creo que no se me olvida nada, pero bueno, que la lista a groso modo era esa.
Los materiales son para compartir entre todos y de un año para otro solamente nos mandan comprar lo que se vaya agotando. Ni libros, ni cuadernos, ni nada por el estilo. Las profesoras hacen las fichas de trabajo para los niños.
Como comparativa: en otros colegios un niño de preescolar se gasta una media de 150€ en material. Lo dicho. Unos privilegiados.
El año que viene mi niña pasa al «cole de mayores«…
Me da un poco de pena lo rápido que esta pasando infantil, pero si me paro a pensarlo ¡aun me queda todo infantil con mi niño!
¡A ver como se nos presenta!