Amada Carlota
Torazo, un lugar. Creo que es lo que mejor define a este pueblo asturiano de las montañas y el concejo, si no recuerdo mal, de Cabranes. Allí, subiendo al minipueblo vecino llamado La Cotariella, se encuentra Amada Carlota, un restaurante japonés de calidad en medio de las montañas asturianas.
Y pensaréis ¿un japonés de calidad y en medio de las montañas? ¿en Asturias? pues si, dos enamorados de esta tierra quisieron poner aquí su granito de arena adecuando una antigua casa como hotel rural y poniendo un pequeño restaurante de sólo 4 mesas para atender a sus clientes.
Sin duda la casa tiene un aire especial, aparte de sus mil puertas, tiene una puerta principal que comunica el exterior con el hotel y el restaurante, una puerta “trasera” que da al restaurante por arriba y otra puerta de cristal enorme que da a la terraza, el sitio en el que está puesto es de anuncio, rodeado de montañas pero subido en una, queda en un alto y las vistas y la sensación son indescriptibles.
La terraza se abre en temporada y su dueño te comentará cuando le llames para reservar si está o no abierta.
Una peculiaridad es que debes reservar unas 24 horas antes de ir para poder degustar sus suculentos platos.
El interior del restaurante tiene una sala de estar preciosa con vistas a la terraza y las montañas circundantes y…¡chimenea! seguro que merece una visita en invierno.
Pero de lo más espectacular son las vistas que tiene la mesa de la ventana, es una gran cristalera diáfana del todo que te transporta afuera, con las ovejas y la hierba alta, con las montañas y con la Asturias agreste y difícil. Es espectacular comer con semejante cuadro, en serio, no podéis imaginar las vistas, sus platos se quedan cortos mirando por la ventana.
Su menú degustación, el único que tienen, es un menú compuesto de unos 9 platos, que cuesta en torno a los 35€ sin bebida (Iva incluido) tenéis más datos abajo en el “ir a la web”. Comienzan por un entrante con tortilla japonesa y otra cosa, hace tiempo que fui y la verdad es que no recuerdo que era lo otro, si puedo decir que estaba todo riquísimo y para muestra babyLucía que fue con nosotros y degustó tanto este entrante como el siguiente plato.
Tras el entrante viene una sopa de miso muy lograda y una ensalada de algas que fue de lo que más me gustó del menú, estaba deliciosa y la salsa era tremenda, a babylucia le encantó, por desgracia no llegó más allá y se quedó frita tras la ensalada pero doy fe de que le gustó mucho y… ¿si le gusta a un bebé de un año y poco, no te va a gustar a ti?
Las gyozas estaban también espectaculares, me estoy aficionando mucho a ellas, quizá el tiempo del sushi y el sashimi ya pasó y ahora busco otros sabores, estas estaban increíbles, otra vez ganaba muchísimo la salsa.
Luego un gran plato de tempura (del que no saqué foto, debí tirarme a por él como loca así que imagino que estaba increíble) y posteriormente una fuente con sushi y makis de diferentes estilos y un postre, que tampoco tengo reflejado, imagino de té verde.
Y tras zampar como locos todos y cada uno de los platos que nos iban trayendo y que mis amigos y compañeros de viaje usasen palillos por primera vez para “ir preparándose” para nuestro viaje a Japón, sólo quedo despedirnos del maravilloso lugar con muchas ganas de volver.
Que el dueño, Carlos, te ayude con tus dudas para el viaje a Japón y además salga a despedirte a la puerta ya es que no tiene precio. ¡Muchas gracias por todo Carlos!