Me encanta tener al lado una obra, es un despertador de lo más eficaz, a las 8 menos 10 comienzan a mover una grúa que hace ruiditos y a pegar martillazos y a las 9, cuando ya se han asegurado que el vecindario esta despierto, se van a desayunar al bar.
Por la tarde yo soy de dormir siesta, o lo era porque la mecánica es similar, a las 3 comienzan con el despertador improvisado y lo dejan a eso de las 5 y media, cuando ya saben que todos estamos otra vez en pie.
Viva la obra!
Viva el obrero!
Vivan los despertadores madrugues o no!