En esta entrega de post sobre animales nos vamos de ruta a caballo y llevamos una niña, a mi hija Salomé.
Ella ya la hizo más veces pero para quien no esté acostumbrado no recomiendo llevar niños. La ruta es larga y dura.
El punto de partida será nuestra cuadra, en Las Pontigas (Valdés) y aunque pasaremos por Aristébano, donde se celebra anualmente la boda vaqueira y el Festival Vaqueiro y de la Vaqueirada, seguiremos hasta el valle de Vega de Muñalén, hasta mi casa. No obstante no detendremos un ratito en la fiesta vaqueira. Hay días y días en el año para hacer esta ruta pero nosotros, que somos muy masocas, habíamos ya escogido uno y resultó ser el más caluroso de los que vinieron al principio de verano. Pasamos mucho calor, lo que para nada es recomendable en ninguna ocasión pero montando a caballo, si cabe, menos.
Salimos dos matrimonios y mi hija, como dije antes. Salomé tiene 9 años y monta desde muy pequeña un caballo asturcón de nombre Ariel (ya lo tenía cuando lo compré, al quedarme embarazada y no, ni es hembra ni es blanco). Para ella la ruta es muy dura pero… Ahí está, aguantando el tirón. El resto, para que decir que no, también llegamos a casa muy machacados pero felices.
Esta ruta se puede hacer en tres horas con caballos muy preparados y sin parar hasta el alto de Aristébano. Desde allí hasta Vega de Muñalén es más llevadero y se tardaría, en las mismas condiciones, otra hora. Con caballos normales, una niña, un potro y un calor que mata, además de las consabidas paradas para cosas varias, son unas seis horillas, aproximadamente.
Es verano, hace mucho calor y vamos a casa así que en las alforjas, que llevo yo, sólo necesitamos los bocadillos, agua y un botiquín.
Recomendable altamente:
- gorra o sombrero,
- crema solar con alta protección,
- spray anti mosquitos e
- hidratante labial,
- unas gafas de sol
- y un kit de herraje, por si las moscas.
Comenzamos la ruta.
Normalmente el día de la boda vaqueira la gente hace esta ruta por el Este, por La Figal, que no se tarda nada. Nosotros somos muy cabezones y nos gusta hacerlo difícil. Desde Las Pontigas vamos cogiendo caminos secundarios siempre; por Aquelcabo, Moanes, Valtravieso, Piedrafita, San Pelayo, Paladeperre y a partir de aquí viene lo que se hará más pesado con tanto calor. Riopinoso y el alto del Estoupo. Las vistas son impresionantes. Los jinetes y los caballos están cansados aunque seguimos animados para que Salomé no desfallezca. Está muy cansada y lleva muy mal el calor (como su madre). Como la obligo a montar con casco y protector de espalda lo pasa peor. Le dejo que se quite el casco para airear un poco la cabeza y hacemos una primera parada para estirar las piernas.
Desde el Estoupo se divisan las brañas vaqueiras de la zona y la costa. Si la niebla lo permite el espectáculo es impresionante. ¡Ya mereció la pena el esfuerzo! Arriba corre un poco el aire y se lleva mejor la ruta. También los caballos lo agradecen. Comenzamos el descenso y enseguida divisamos Braña Escardén y la capilla donde se va a celebrar la boda vaqueira en el alto de Aristébano, límite de los concejos de Valdés y Tineo. Aquí pararemos a comer los bocatas y beber algo bien frío. De aquí a casa ya nos queda poco y muy llevadero, entre sombras de pinares y el río Naraval.
La fiesta vaqueira en Aristébano, que incluye festival y boda, se celebra el último domingo del mes de julio. Este año tuvieron mala suerte con el tiempo, llovía, pero lo habitual suele ser que te achicharre el sol. Año tras año se celebra una boda entre vaqueiros de Alzada para que la tradición perdure y la fiesta está declarada de interés turístico regional. Se considera la más tradicional de las bodas que se celebran en la región. La autora de este blog podría añadir alguna foto de sus cuñados, casados por este rito hace un par de años y de sí misma con el traje tradicional. No lo haré yo por respeto a la imagen ajena ? .
Hola, soy Mar, me he colado en el post de mi hermana para deciros dos cosas, la primera que subiremos un post específico de la Vaqueirada a nuestro apartado Asturias proximamente y la segunda que os añado un par de fotos de las pintillas que tuvimos en la boda de mi cuñada para que veáis como nos las gastamos ¡jaja!
Aquí la foto de mi campeona en Aristébano.
Paramos en el único bar que hay en el alto. Por cierto que para esta ruta estrenaba montura. Una portuguesa preciosa regalo de la pareja que nos acompaña, por su comunión. ¡Le queda muy guapa a Ariel!.
Comidos, bebidos y demás menesteres volvemos a montar rumbo a casa, a Vega de Muñalén. Ahora cabalgamos por el lado izquierdo de la braña y nos dirigimos hacia Naraval a través de pistas de montaña.
Es todo hacia abajo, hay sombra y hasta parece que corra un poco el aire. En Naraval dejamos que los caballos refresquen la boca y las patas en el río y seguimos, bordeando la carretera, hacia Muñalén. Aquí perdimos mucho tiempo y paciencia pues resultó que los caminos estaban totalmente impracticables y tuvimos que coger otra ruta alternativa. Esto es algo en lo que me pararé un minuto porque me indigna mucho que algunos ganaderos crean que los caminos son suyos y por tanto, los cierren o los abandonen para poder unir sus pastos.
No señores, son públicos y deben estar practicables. La montaña, para bien o para mal, ya no es de uso y disfrute particular de unos pocos. Somos muchos los que practicamos en ellas algún deporte, no molestamos, no ensuciamos y no hacemos daño a nadie, así que vayan acostumbrándose. Lo de la limpieza, en el caso de los silos, es otro cantar y tengo que decir que el municipio de Tineo es de los más asquerosos que conozco en este sentido. Los plásticos vuelan y se reparten por todas partes. Es bastante vergonzoso.
Dicho lo dicho, seguimos adelante.
Optamos por seguir directos a casa, ya que no podremos acceder a Muñalén por donde teníamos previsto ni parar en el bar de Lidia, Casa Luciano de toda la vida. Retrocedemos un poco hasta el río Naraval de nuevo y subimos la montaña por la ruta de las Vueltas del Gato. Enseguida estaremos en casa, Vega de Muñalén. Llevamos unos 40 kilómetros de sube y baja por las montañas del occidente de Asturias. Un lujo que repetimos cada año con muy buenos amigos.
En casa, una buena cena y el merecido descanso para jinetes y caballos. ¡Nos vemos en la próxima!