Se encontraba solo, tirado en un banco del parque, era una noche oscura y fría de enero, con la cabeza pegada a la madera del banco babeaba, hacia un momento que había llovido así que estaba mojada, húmeda y no de placer.
Estaba muy cansada, le gustaría estar en otro lugar pero no tenía fuerzas para moverse, no tenía fuerzas ni para levantar los ojos y ver que una lechuza se acercaba peligrosamente.
Cuando fue a sacar fuerzas de flaqueza fue tarde, estaba en el aire.
Los polluelos prematuros de la lechuza comerían caracol esa noche.