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Historias mínimas 32

Se encontraba solo, tirado en un banco del parque, era una noche oscura y fría de enero, con la cabeza pegada a la madera del banco babeaba, hacia un momento que había llovido así que estaba mojada, húmeda y no de placer.

Estaba muy cansada, le gustaría estar en otro lugar pero no tenía fuerzas para moverse, no tenía fuerzas ni para levantar los ojos y ver que una lechuza se acercaba peligrosamente.

Cuando fue a sacar fuerzas de flaqueza fue tarde, estaba en el aire.

Los polluelos prematuros de la lechuza comerían caracol esa noche.

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