Se sentó en su mecedora como habitualmente, a mirar su finca, el viento le tocó en la cara y decidió coger la manta.
Volvió a sentarse, este año el verano había durado tres días y el otoño había aparecido sin previo aviso.
Se sentó en su mecedora como habitualmente, a mirar su finca, el viento le tocó en la cara y decidió coger la manta.
Volvió a sentarse, este año el verano había durado tres días y el otoño había aparecido sin previo aviso.