Hotel Flam & Spa
A lo largo de mis viajes siempre me quedo con las mismas cosas en la retina. Las gentes, los lugares y los hoteles. Me cuesta mucho más recordar la mezquita “patatín” que si la cama del hotel era grande y cómoda o tenía una zona de spa o una piscina con vistas o incluso que en la entrada había un jarrón con flores. Quizá es “deformacion profesional” como se suele decir.
Este es el primer post de una nueva subcategoría, la de hoteles en decoración, es una categoría que me encanta y a la que no le estoy sacando el partido que debo y creo que voy a volcarme más en ella en los proximos meses.
Comienzo con lo más actual, el último hotel en el que he estado, el Riad Flam & Spa, en Marrakech.
Como todos los riad de Marrakech llegar al Flam es algo complicado, siempre te van a buscar a zonas comunes y te dan indicaciones en los cruces para que no te pierdas, no obstante éste no es de los más difíciles.
El riad tiene una gran entrada y una recepción minúscula y alargada, pero una vez traspasas esa puerta, te encuentras un patio enorme, inundado de luz y con un olor a naranjos increible.
En esa zona abierta es donde se desayuna, aunque también tienes mesas en el bar que está al fondo y en la sala de la foto superior, una gran sala con televisión, zona de relax y chimenea. Por si, en Marrakech cuando cae la noche, hace frío.
No os recomiendo para nada desayunar en la terraza superior ni en la zona abierta, en Marrakech tienen un problema brutal con las abejas que, aunque no tienen agijón, son super molestas y van al dulce.
Los desayunos marroquís son dulces en general y en cuanto posan las mermeladas y los crepes llega una invasión de abejas que no eres quien a comer. A mi me dan mucho asco y mucho mal rollo, siempre desayunaba a toda leche y terminaba llevándome algo a la habitación para no tener que competir con el enjambre por mi comida. Desayunar dentro, en serio.
Las habitaciones del Riad Flam & Spa no son baratas, no es un hotel barato, todas incluyen desayuno y son grandes, con grandes camas muy cómodas pero es cierto que comparado con otros riads su precio indica su diseño, un riad de unas 10 habitaciones (contando una suite en la planta superior con terraza propia) preciosas y comodísimas con muchisimo diseño.
Nuestra habitación estaba en la planta baja, era preciosa y se abría a la pequeña piscina, imagino que se usará en verano, aunque está limpia a mi no se me ocurriría meterme ahora porque el agua está helada y no vi a nadie meterse tampoco.
Puedes, no obstante, encontrar ofertas según la época del año o porque quede una o dos habitaciones únicamente. Nosotros fuimos con una de esas ofertas. ¡Éramos los pobres del riad, jaja!
Aqui la tenéis, como veis la cama es enorme y dura, la verdad es que dormimos genial en el hotel, porque, aunque estabamos en la zona baja, en la que se desayunaba, no había nada de ruido. Sólo me despertaban los pájaros por la mañana que debían bajar a beber a la piscina.
Los baños no eran grandes pero si coquetos y completos, tenían además, champú y gel y crema corporal. Siempre hecho de menos dos cosas, un cepillo de dientes (no por el cepillo, sino por la pasta en tamaño viaje) y también una cuchilla de afeitar.
Aunque esta habitación carecía de bañera su ducha era amplia y bien iluminada, perfecta en fuerza de agua y calor.
La mayoría de las habitaciones estaban en la planta intermedia, cada una tenía una forma diferente de entrar y una puerta diferente, eso me encantó. Y las llaves, que eran enormes.
Además lo bueno de las habitaciones de la planta intermedia es que tienen unas grandes vistas de la zona de abajo, preciosa balconada de madera abierta con plantas y bambú.
Una zona tenía incluso una cortina y le daba un toque de distinción y de intriga genial a la planta, concretamente en la parte opuesta a esta foto había una pequeña entrada con dos habitaciones.
Desde aquí veis la planta baja, no obstante aun nos queda una planta más, la terraza del riad.
La terraza estaba compuesta por una zona de relax con tumbonas con toallas y otra con mesas para comer o estar sentado tranquilamente.
Además tenía un jacuzzi bastante grande con el agua calentita y precioso, las vistas no eran maravillosas, casi ningún riad de la medina tiene vistas, pero mereció la pena estar descansando al sol y darse un baño tras una mañana de compras por Marrakech.
Dos detalles importantes, los riad de Marrakech tienen un “impuesto revolucionario” que en algunos es de 2€ y en otros de hasta 4€, os recomiendo mirarlo en booking, nunca está includo y siempre es algo a tener en cuenta.
Además os recomiendo que cojáis un riad que esté medianamente fácil de encontrar, los hay muy recónditos y cuesta ubicarse dentro de la medina-jungla. Aunque todos los riads te dan su tarjeta en la que, por detrás, tienen un plano de la ubicación y como llegar.
Por otro lado comentaros que muchos Riad tienen su propio Hamman, este es el caso del Riad Flam & Spa, nosotros lo disfrutamos solos y fue genial, por 15€/persona tienes acceso durante una hora (o más si no hay nadie) y te dan el jabón negro y aceite, además de disfrutar del sitio que es pintoresco. Se parece a un baño turco, pero tiene un grifo y te dan un caldero para que te mojes, te bañes y te aclares posteriormente.
Espero que os haya gustado este primer post, ¡mañana más!
Hola Me llamo Adriana y estoy buscando todo lo que encuetro, a dos manos0, sobre marruecos y te encontre en esta busqueda…. me gusto mucho tu relato sobre este riad y me gustaria leer mas de tus historias sobre este pais.
Gracias
Adriana
Hola Adriana! Muchísimas gracias por tu comentario y tus palabras.
Tengo previsto sacar el post sobre Marrakech y el desierto la semana entrante. ¿Llego a tiempo para tu viaje? sino coméntame e intentaré mandarte cosas de otra forma. También tengo pendiente otro riad para subir a hoteles, es un poco más familiar y más barato pero no sé si me dará tiempo para este viernes o para el próximo, para que lo puedas mirar se llama Riad Libitivito, tiene solo 5 habitaciones y es una preciosidad en la otra punta al Flam pero muy cerquita de la plaza Fna también.