Hoy he querido tirar de archivo, tengo muchos cuentos o reflexioentos o no seé como llamarlos, algunos son cuentos como tal otros son cosas como esto, son cosas desde el 2000 más o menos hasta el 2009 y quiero compartirlos poco a poco con vosotros. Sinceramente si me preguntas hoy ¿porqué escribiste esto, en que pensabas en ese momento? pues ni idea, una de las cosas en que pensaba era que quería comenzar un negocio propio pero que no sabía ni como enfocarlo ni como hacer para que no pareciera una perogrullada pero lo demás… sinceramente no tengo muy claro el estado de ánimo en el que me encontraba.
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Relato breve: 29/07/2009
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Me hace vibrar, no escribe nada especial, quizá sea el saber que existe algo especial pero, lo cierto, es que me hace vibrar.
Sale el sol por la mañana, me despierto, abro los ojos, me desperezo, corro las cortinas para que entre el sol, llueve, no hay sol, no hay luz, vuelvo a correr las cortinas, vuelvo a cerrar los ojos.
Se despierta, se despereza, se desahoga, corre las cortinas, le da igual que no haya sol, me despierta, me despereza, me obliga a salir de la cama, a salir de casa, de la cueva, del cubil.
Es estupendo porque siempre está ahí, cuida de mi, cuida de que me cuide, es como un padre, un hermano, un amigo y una pareja y además me hace reír.
Luego escribo, leo, pienso, sueño despierta casi todo el tiempo, lo que haré, lo que seré, soñar es la parte más importante porque tiendo a quedarme en eso, en sueños. Sin reacciones reales, solo imaginarias.
Luego escribo y espero, recibo y leo, siento, vibro, me siento feliz, el día brilla otra vez, no es que no brillase pero brilla de otra forma, de forma totalmente diferente, brilla con un color que no había antes, con un color que me gusta y que no encuentro en otros lugares, otros rostros, otras gentes.
Vibro con nimiedades pensando, imaginando, soñando. Vibro cavilando.
Sensibilidad y dulzura enmarcadas en un carácter propio, singular, nada sensible quizá, espontáneo pero metódico, muy metódico, casi rayando el sarcasmo.
Leo, releo y vuelvo a leer, vuelvo a vibrar.
Y a la vez siento, sufro, me gustaría estar en otro lugar, en otra vida, en otro mundo, en otros brazos.
Me gustaría estar allí, paseando, caminando, sin pensar, solo caminar, sin fin, sin límite, por la ciudad, la que me hace vibrar.
Vuelvo a pensar, vuelvo a leer, vuelvo a vibrar.
Y que le guste el jazz, que le guste el blues, que le guste el Soul, que llore con un tono alto de una buena canción de blues.
Es difícil ser especial, sentirte especial, sentir que no eres igual, que no te gusta nada igual, que no haces nada igual, pero a la vez estás a gusto, pero siempre necesitas un refugio, donde no ser especial, ser uno más, poder hablar durante toda la noche sin parar, sobre todas las cosas, todos los temas, todas las tonterías, todo lo que quieras, lo que se te ocurra, cosas importantes.
Y luego vuelves a la realidad cotidiana y tienes responsabilidades, no puedes huir, necesitas un plan para que la huida sea coherente, que al menos parezca razonada.
Parafraseando a otros “qué sentido tiene ver el Mar si nunca te vas a mojar los pies?”