Afrodita: Isabel Allende

“Quienes escriben de cocina provienen naturalmente de una larga tradición de refinamiento culinario, han nacido y crecido en sitios evocativos, como la campiña francesa o una villa de Italia, donde sus madres y abuelas cultivaban un arte tan delicado como suculento. En la mesa diaria se escanciaba el mejor vino y mientras el padre con la servilleta amarrada al cuello cortaba solemne  el gran pan campesino,  sujetándolo contra el pecho como quien degollar a un rival, la madre dirigía con la mirada el desfile de las robustas muchachas de servicio, trayendo de la cocina humeantes soperas de porcelana, bandejas de guisados esenciales, tablas de quesos de la provincia y fuentes con pirámides de frutas y dulces. Eran festines cuantiosos que reunían a la familia en la lenta ceremonia de cada comida. En esas mesas, siempre cubiertas por manteles de damasco almidonados, brillaban las copas de cristal, las alcuzas del aceite más puro de oliva y el vinagre balsámico, los floreros y candelabros de plata, mudos testigos de varios siglos de excelente cocina. Tal vez en esos comedores sólo se hablaba de asuntos placenteros, como la textura incomparable del pato de hígado con trufas, el sabor del venado asado, la sensualidad del soufflé de cerezas y el perfume de aquel nuevo café, enviado desde Brasil por un amigo explorador. De tal ambiente, supongo, salen los célebres cocineros y gourmets,  los catadores de vinos, los autores de libros de cocina y, en fin, los aristócratas de la comida que guían los paladares del ínfimo porcentaje de la humanidad que puede comer a diario. Temo que no poseo tales credenciales.”

Éste es el comienzo de nuestro libro de la semana, Afrodita: Isabel Allende. Cuentos, recetas y otros afrodisíacos. Y es que como os comentaba la semana pasada con el libro Autobiografía de una pulga, hoy tenía que traeros un libro de cocina con platos especiales para que podáis disfrutar un San Valentín de cuento.

El libro tiene cuentos e historias muy divertidas pero sobre todo tiene recetas de cocina, además te habla de productos, como por ejemplo una serie ¡casi todas! de especias que unas monjas tenían prohibidas en su comunidad por considerarlas afrodisíacas o frutas prohibidas.

Por ejemplo entre las frutas destacan las almendras ya que se asocian con la pasión y la fertilidad, o las bananas asociadas con la energía erótica y el símbolo fálico, los dátiles que por su efecto calórico dan mucha energía para “el acto” o el membrillo que junto con la manzana y la granada se asocia con afrodita y es símbolo de la diosa del éxtasis sexual y la juventud.

Pero no me puedo parar a contaros el libro como ya sabréis, llegó a mi hace muchísimos años, tantos que aun vivía en ezcurdia 121, o sea que estaba en el instituto, llego por medio del Circulo de Lectores del que éramos suscriptores por aquel entonces y no tiene ni fecha ni precio, por eso exactamente.

Eso sí, lo he encontrado en mi librería de referencia y os lo dejo aquí, cuesta 2€ de segunda mano yo creo que es que está descatalogado o algo similar…

Pero vamos a lo nuestro, ahora que le hemos echado un ojo rápido al libro os voy a dar un plus, una receta para San Valentín, como no la he hecho lo pongo en libros pero no la veréis publicada en Recetas de cocina vale? no obstante es facilísima así que ¡igual yo también me animo!

Bariloche:

Ingredientes: 

• 4 endivias partidas a lo largo
• 1 pechuga de ave cocida
• 1 toronja (los gajos pelados)

Para la salsa:

• 2 cucharadas de aceite de oliva
• 4 cucharadas (75gr) de queso crema
• 1/2 taza de yogur natural
• 1 cucharadita de miel
• 1 cucharada de vodka
• 2 cucharadas de vinagre de estragón

• 1/4 cucharadita de mostaza
• 1/2 pimiento rojo en lata
• sal y pimienta

Preparación:

Coloque en la fuente las endivias y los gajos de toronja formando estrella. Corte la carne en dados y colóquela en el centro. En la licuadora haga una salsa con todos los demás ingredientes. Aliñe la ensalada con esta salsa y decore con tiras de pimiento rojo.