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Historias mínimas 43

Se sentía inquieta, intranquila, no encontraba su lugar, aquel sitio donde siempre había echado cabezaditas ya no le servía, no se sentía a gusto.

Decidió que era el momento de ir a explorar, algún sitio encontraría.

Torció el pasillo y vio una luz, muy leve pero le llamaba con insistencia; fue hacia ella.

Allí, en lo alto estaba el lugar perfecto, escaló poco a poco, tuvo que intentarlo un par de veces para no caerse pero lo consiguió.

El bebé encontró la cama de mama y durmió una siesta de 2 horas en ella.

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