Biblioteca escalera
Este es el comienzo de una serie que os traré en mi apartado de interiorismo, os cuento por qué:
Siempre me gustó la arquitectura interior, cuando era más joven intenté dedicarme a ello, bien es verdad que eran otros tiempos, plena crisis y con trabajo estable por lo que realmente no lo intenté tanto como para que me hubiera dado de comer, sobre todo porque no tenía clientes ni conocía verdaderamente “el mundillo”.
Lo que más me gusta son las sillas, me da igual que sean sillas, que sillones, sofás o taburetes, todo lo que tenga que ver con estar sentado me apasiona, pero los muebles en general son mi fetiche. Me encanta diseñar mobiliario, no soy de vasijas, vasos, platos, elementos decorativos… a mi lo que me gusta de verdad es el mueble grande.
Así que teniendo la posibilidad con lo primero que comencé fue diseñando los muebles de mi propia casa.
Antecedentes: mi casa es un edificio histórico rehabilitado -bueno, un piso en el edificio no todo él, jeje- y además es el último piso de la construcción antigua por lo que tiene techos de 3 metros o 3,5 en algunas estancias. Si unimos eso a una persona con ganas de diseñar su mobiliario lo que obtenemos es una casa con muebles anclados a pared y diseñados a medida.
Eso es lo que os voy a traer en esta serie, todos los muebles que diseñé para mi propia casa.
Nuestro primer capítulo se centra en una librería. Una biblioteca con escalera que mide 3.5 m de alto y más de 6 m. de largo.
Está realizada en castaño macizo teñido de marrón chocolate, de aquella se llevaban (hablo de hace 13 años) el mezclar claro y oscuro…ébano y marfil… y yo opté por seguir esa regla en mi salón pero la biblioteca tenía que ser especial, espectacular y tenías que verla así que la biblioteca de mis sueños tenía que tener el color oscuro para que impactase y se viera bien.
Elegí el castaño porque probamos a teñir un poco y nos encantó como quedaba la beta de la madera con ese color.
Notaréis que he dicho “probamos”, es que yo hago los diseños y me meto en ejecución pero el ejecutor fue, claro está, un ebanista, en este caso mi tío Antonin que tiene una mano inmejorable para los muebles. Ahora mismo está ya jubilado y la verdad es que cuando lo pienso me doy cuenta de que nadie me hará nada nunca más, al menos no como él lo haría y lo peor es que no se cuanto tiempo viviré en ese piso y en mi casa de Puerto de Vega no tengo ya muebles suyos.
Utilicé para realizarla toda una pared y tenía que tener una cosa indispensable, una escalera, mi sueño era una biblioteca con escalera.
Le metí, no obstante varias cosas extra. Para empezar en una de las esquinas había una columna así que revestimos y pusimos baldas más pequeñas, para comics pensé según las ví y ahí los tengo.
Luego necesitaba un hueco especial, de almacenaje porque tenía otro mueble con dos acuarios, uno de 200 l. y otro de 120 l. así que necesitaba un pequeño espacio donde guardar dos garrafas descomunales de agua y tenía que tener dos carros con ruedas y una cuña. La cosa es que el agua del acuario subía a la fuente de “La Peñona” a buscarla y la traía en esas garrafas que no recuerdo bien pero creo que eran de 50l. con los carros que eran dos esctructuras de madera de castaño teñido como el mueble con 4 ruedas cada una, subía la garrafa a la estructura y sólo tenía que deslizarla, esa era la única forma de que yo moviera tanto peso sola.
Por otro lado esos carros había que bajarlos del armario donde estaban “escondidos” por lo que creamos una especie de cuña que es de quita y pon para poder bajarlos sola.
En la otra punta hice una vitrina volada, quería un poco de espacio para tener un mueble de tipo coqueta en la pared opuesta así que decidí que fuera volada para aprovechar el espacio y quería una vitrina de cristal porque una gran parte de mi vida he coleccionado pisapapeles.
Arriba tenéis dos fotos de ella y aqui una más, un poco más… artística.