¡Vámonos que nos vamos! A Sevilla. Hoy os invito a pasearos un poco entre caballos, arte, cultura, gastronomía y naturaleza en estado puro. Nos vamos a SICAB 2017.
El Salón Internacional de Caballo se celebra cada otoño en Sevilla desde 1991. Este año lo hizo del 14 al 19 de noviembre y allí me fui con mi marido (fue su regalo de cumpleaños) e hija para quitarnos una espinita que teníamos desde que nos conocimos. Íbamos con cierto recelo, para qué negarlo, porque el nivel es tan alto y el mundo del caballo tan distinto al nuestro que pensamos encontrarnos en una corte de megapijos tirando de billetera. Nada que ver. Había de todo, claro, pero en líneas generales el ambiente es fantástico y asequible. Nuestro viaje empieza, lógicamente, en Asturias, con un programa de cuatro días que dividí de la siguiente manera: el jueves Sevilla, viernes SICAB, sábado aldea de El Rocío y Doñana y el domingo San Lúcar de Barrameda.
Día uno, jueves 16: viaje en vuelo directo a Sevilla, con Volotea, llegando allí a las 16:30. El vuelo dura una hora y media aproximadamente. Este día lo dedicamos a la capital, a Sevilla. Alquilamos un coche en el aeropuerto, dejamos las cosas en el hotel (Sevilla Congresos) y nos fuimos de turisteo. Sevilla, para mí, es una de las ciudades más bonitas que existen, o que conozco al menos. Esta era la tercera vez que iba pero hacia casi 15 años de la última y todo está muy cambiado. A mi hija le encantó. Visitas por la tarde-noche cuando salen los asadores de castañas, los músicos y la iluminación es acogedora y nos invita a soñar. Un paseo por el puente de Triana, Arenal, la Torre del Oro, la Maestranza, Santa Cruz, plaza de España, Giralda, Catedral, Metropol Parasol (la seta) o unas tapas y unas cañas en cualquier taberna. Sevilla siempre es especial. Tenéis un post de mi hermana dedicado casi íntegramente a esta capital. No dejéis de leerlo y de visitarla.
Día dos, viernes 17. Este día lo dedicamos entero a SICAB, que para eso fuimos y aunque pueda parecer una paliza estuvo mejor así. No te da tiempo a aburrirte ni tienes que volver a entrar otro día. Tenía ya las entradas al recinto y al espectáculo de la noche así que ni colas ni nada. Todo bien amarrado desde casa. Un poco de historia: SICAB nació de una apuesta importante de la Asociación Nacional de Criadores de Caballo de Pura Raza Español (ANCCE) tras una importantísima crisis equina en España. Desde 1991 hasta hoy, como dije antes, fue afianzándose en el calendario hasta convertirse en una cita imprescindible para aficionados y ganaderos de los 60 países donde se cría PRE. Son más de 340 las ganaderías y más de 200.000 los visitantes. El Salón se celebra en el Palacio de Congresos de Sevilla, con unos 75.000 metros cuadrados de exposición. Este año se celebraba el III Mundial de la copa ANCCE. Todo está dedicado al caballo, absolutamente todo y en los diferentes pabellones pudimos disfrutar de campeonatos y exhibiciones de doma vaquera, clásica, salto, enganche, alta escuela, paraequitación, monta a la amazona, funcionalidad, morfología y charlas. Hicimos compras a precios muy buenos, precios de feria y por decir algo malo, mencionar el sablazo del Catering La Raza Fibes-Sevilla. El único en los cuatro días y tampoco es para ponerse a llorar pero están pasaditos de precio. Fue un día precioso que rematamos con el espectáculo de la tarde noche en el que se combinaron, hilvanado con una emotiva historia de un niño especial amante de los caballos, todas las disciplinas, rematando con el francés Lorenzo y su doma natural. Inolvidable. Por cierto, allí estaba Asturias, en SICAB, con una yeguada de Pola de Lena. El día fue largo y lo acabamos con una buena cena en un Mesón cerca del hotel.
Día tres, sábado 18. Nos fuimos a pasar la jornada a la aldea del Rocío y Doñana. La aldea está a una hora, aproximadamente, de Sevilla, así que no da nada de pereza y también está muy cambiada. El recuerdo que yo tenía de un lugar apacible y tranquilo dejó paso a un ir y venir de hermandades, botellón y barullo. Aún así, me sigue gustando mucho porque sigue siendo como quien entra en una película del Oeste americano. Los vecinos salen con sus caballos a pasear y a tomarse unas manzanillas sin bajarse de los mismos. Para ello en cada bar hay unas mesas altas y amarraderos por todas partes. ¡Me encanta! Preciosa la hermita, más, si cabe, por la noche. La tarde la dedicamos a hacer una excursión por el Parque Nacional de Doñana. La contratamos en el mismo pueblo de El Rocío y he de decir que me gustó, aunque menos que la que había hecho hace años desde El Acebuche. Vimos muchísimos venados, algún gamo, jabalíes y aves a cientos, sobre todo gansos. Y, por supuesto, caballos, mis queridos caballos marismeños. Salvajes, precisos.
Día cuatro y último, domingo 19. Desayuno en el hotel y a pasar el día en San Lúcar de Barrameda. Otro sitio precioso famoso por las carreras de caballos en la larguísima playa. Una tradición ya que nació de las apuestas de los marineros cuando llegaban de faenar. Buen tiempo, buena comida, inmejorable compañía… otro viaje para el recuerdo y otro maletín de conocimientos para mi hija. Nuestro vuelo sale a las 20:45. Dejamos el coche de alquiler, cenamos un bocadillito de buenísimo jamón y de vuelta a casa son las 10 de la noche. Recogemos el coche en Ranón y ¡ Hasta la próxima! Casi con seguridad nos veremos en La Farrapona.
Datos de Interés
Post de mi hermana sobre Sevilla.