Último día del año… aprovecho que todos duermen para hacer un leve balance a lo que ha sido para mi este 2018 y a lo que vendrá en el 2019, este año ando más apurada así que no creo que me lie con mil post, intentaré ser breve y condensarlo todo en uno.
Según Google Analytics este 2018 el blog ha tenido unas 68.000 visitas, lo que para mi no está nada mal, contando además que el 78% eran nuevos usuarios, el top ten en post se lo lleva “que es un organizador profesional y porqué necesitas uno en tu vida“, “técnicas fotográficas: doble exposición“, “El pais del sol naciente“, “Pon un galgo afgano en tu vida“, “retos tidoreve: arrancamos“, el apartado del blog “sobre mi“, “cambio de armario“, el “manual práctico de la vida autosuficiente“, “yo hago calendarios semanales de comidas” y “estores y cortinas: las claves“. Por supuesto en los puestos 1, 2 y 3 están La Agenda 10, el Planner de Productividad y la pagina de inicio del blog pero en cuanto a artículos esos son los 10 más leídos.
Eso es lo que más habéis visto, ¿lo que ha mi más me ha gustado?, no sé, yo escribo porque me encanta y reconozco que el haber bajado el ritmo a jugado en mi favor y a la vez en mi contra. En mi favor porque estaba comenzando a estar cansada, a sentirme muy obligada a sentarme cada día y el trabajo empezaba a exigirme el dedicar mi tiempo más a esa faceta que a escribir por escribir. Y por otro lado en mi contra porque me leéis menos, tengo menos oportunidad de contar lo que quiero y menos categorías así que vais un poco perdiendo el ritmo.
Me hubiese gustado meter algo más de reflexión y más de maternidad pero me conformo con poder haberos presentado a mi pequeño nuevo tesoro y me hubiera gustado subiros todos los viajes pendientes pero me da tanta lata revelar que al final siempre lo pospongo.
Hoy he estado con mis amigos de Sevilla y me han preguntado si este año bajaremos a la feria, yo creo que este año en feria esteré montando muebles en Gijón, ¡¡o eso espero!!
Lo mejor y lo peor del 2018
En el 2018 pasaron muchas cosas, pasé de una reflex un poco anticuada a mi Olympus OM-D E-M5ii, mi pequeña gran amiga que va conmigo allá donde yo vaya y que me facilitó las cosas muchísimo al poder volcar las fotos directamente al movil.
Decidisteis confiar en mi y embarcaros de lleno en La casa de Mar Orden y Deco, fue el año en que mi proyecto explosionó, comencé a dar talleres en casa y fuera de ella y a contratar proyectos de Orden y Deco mucho más asiduamente.
Y el año en que se afianzó la Agenda 10, ya por su segundo año consecutivo con esta versión del 2019 mucho más chula, pensada y meditada.
Además fue el año en que nació mi segundo hijo de papel, el planner de productividad, ese colega del que no puedo separarme ni, por suerte para mi, muchas de vosotras.
Y el año en que cerré un poco lo que estoy escribiendo, mi hijo grande, el libro, que ya cambió tres veces porque no me decido a hacerlo de una u otra forma pero que este 2019 está previsto que esté On Line y off Line en librerías, a ver si es verdad.
2018 fue el año en que por fin empezamos a construir la casa de nuestros sueños, ese gran proyecto decorativo, “el proyecto de tu vida” como dice maridin, nuestra casa en Cabueñes que, por cierto, aun está con el tejado a medio poner y sin tejas…
Fue también un año triste porque meapuntoalreto dio un giro radical tras una crisis bastante importante, la superamos y aquí seguimos, ayer llegamos a los 3.000 seguidores, orgánicos y sin ayuda, poquito a poquito pero vamos afianzándonos y dando que hablar.
Fue el año en que descubrí que trabajar sola no te libra de los problemas profesionales, de los rifirrafes con otras personas que se dedican a lo mismo que tu y el año en que me di cuenta que aunque yo fuera muy pequeñita y otras muy grandotas la vida te da algo especial que otras quisieran y que a veces te hacen daño consciente e inconscientemente sólo porque les da miedo lo que puedas conseguir o porque temen perder lo que no cuidaron, este año aprendí que cuando llega un punto en que tu misma te intoxicas pensando en que te están haciendo daño lo mejor es poner orejeras, dejar de ver, de oír y bloquear para avanzar y aprendí que a veces no tener contacto es lo que hace que sigas adelante de forma feliz y que te centres en lo importante, en ser tu misma sin importar lo que los demás estén haciendo o copiando.
Fue el año en que conocí a mis tres madrinas, mis hadas de la buena suerte, las que tres madres que me ayudaron a creer que podía conseguirlo, que podría llegar a ser algo en este mundo de la decoración y en el mundo del orden, las que confiaron en mi y aun lo hacen y para las que no puedo tener más que agradecimiento y buenas palabras.
Fue el año en que afiancé lo que quería ser de mayor y lo llevé a otro nivel, aun estoy en ello pero ahora trabajo por seguir y crecer, ya no por crear una vida.
Viajamos a Londres, a Madrid, a Bilbao, a Sevilla, a Cádiz, Huelva y al Jerte, a Valladolid y algún sitio cercano más, maridin y yo seguimos siendo una pareja de baile de 10 en cuanto a viajar se refiere y fue el primer año en que BabyL nos acompañó a un viaje de 15 días, fue maravilloso, absolutamente. No tengo palabras malas, podéis ver la crónica en el post porque ese si que lo subí, se llama “vacaciones en el sur“.
Fue el año en que hice mis primeras fotos a bebés, preparándome para LittleH y posteriormente a ella, y en que mi hice a mi misma el regalo de una sesión de autorretratos embarazada.
Fue el año en que desvirtualicé a muchísimas amigas de Instagram y en que pude abrazar repetidas veces a mis queridas Maorlan e Irune Bako, Laura… a ver cuando te pillo.
También fue el año en que recogimos nuestra primera cosecha de arándanos y pudimos probar todas las variedades y venderlas, se me hace la boca agua solo de pensarlo porque, aunque guardo unas cuantas en el congelador y tengo mermelada de sobra no es lo mismo que cogerlas de la planta y comerlas.
Fue el año en que mi vida profesional dio el vuelco más grande y hubo cambios internos en otras empresas en los que tome partido, además fue un año duro en cuanto a pérdidas, siempre muere alguien, todos los años, pero este año fue especialmente duro tener que enterrar a nuestro socio y amigo Chino, un chaval, sólo unos cuantos años mayor que yo que no se merecía para nada este final. Y también despedirse de otras personas muy cercanas y todas queridas, unas por edad, otras porque las enfermedades se las fueron llevando, fue un año duro en ese sentido.
Fue un año en el que maridin y yo nos dimos cuenta de lo que vale nuestra unión y de que juntos somos mucho mejores en todos los aspectos.
Fue el primer año en que BabyL fue al cole, “al cole de pequeños” como dice ella, a Pinin, nuestra escuela de 0-3 de Navia donde está encantada con sus compañeros y amigos.
Y fue el año de mi bimaternidad.
El año de Leli, Helena, mi pequeña LittleH. Reconozco que la maternidad fue agridulce hasta hace poco, el embarazo fue muy duro, estaba pesada, me salió la barriga super pronto y andaba muy cansada porque además la empresa comenzaba a tener trabajo y yo necesitaba estar ahí, no podía parar y sentia terror a hacerlo. Además el primer mes y medio Leli lloraba mucho por el día y tenía cólicos por las tardes así que requirió mucho de mi, pero me recuperé super bien y muy rápido, tuve un parto natural, algo que deseaba con todas mis fuerzas y Leli es una niña sana y maravillosa.
Mi pequeña segunda niña me trajo alergias infinitas y miedos que pensé superados cuando BabyL y me enseño que ser madre nunca es igual y que dos niñas no suman dos sino 3 o 4. Me enseño a querer más aun a Lucia, a entenderla mejor, a tener más paciencia con ella, ser un poco menos estricta y a disfrutar de cada instante que pasamos juntas.
Este año aprendí muchas cosas, hice muchos cursos y aprendí a usar nuevos aparatos pero sobre todo aprendí más cosas sobre mi misma y me di un respiro y ahora veo la vida de una forma aun más relajada si cabe que antes, yo soy una mujer organizada a la que le gusta hacer muchas cosas y estar siempre en constante movimiento pero también soy relajada, tranquila y paciente, con ellas lo soy aun más, ya no me altero tanto si no puedo estar 4 horas seguidas ante el ordenador y me cuesta un poco menos pedir disculpa y entregar mis proyectos más tarde de la fecha que yo misma me había impuesto, veo las cosas desde otra perspectiva, la de ¿y si mañana no puedo estar con ellas de qué me sirve matarme hoy a trabajar hasta las tantas?
El 2018 me hizo tener real miedo, porque me doy cuenta de que estoy en uno de los momentos más dulces de mi vida. Tengo 37 años, un marido estupendo que me quiere, me cuida y me da lo que necesito en cada momento, tengo dos niñas sanas y maravillosas, una salud bastante decente, un peso estable decente y un cuerpo que me permite hacer deporte, comer de todo y sentirme bien conmigo misma -aunque tenga 4 canas más-, tengo un trabajo que si bien aun no puede decirse que me dé de comer porque no soy capaz de llevar un sueldo estable a casa todos los meses, si puedo decir que me da para querer seguir esforzándome y creciendo, tenemos un negocio en común que nos da para mantener nuestra familia de forma sencilla, estamos haciendo una nueva vivienda, podemos irnos de viaje y nuestra familia está sana y cerca ¿que más se puede pedir, verdad? tanto es así que se me hace raro que en todas las facetas, salud, dinero y amor, sea feliz, pero feliz así F E L I Z. Cuando pasa eso siempre temes que alguna de esas patas se caiga, yo cuando lo pienso siempre intento cambiar el chip, pensar “no, venga, no tiene porque salir nada mal, va a seguir siendo maravilloso todo” pero nunca estás exenta de ese miedo.
Lo que espero del 2019
El 2019 será M I A Ñ O. Lo sé. No creo que sea mi año a nivel personal pero SE que será mi año a nivel profesional, llevo mucho tiempo trabajando para ello y sigo esforzándome todos los días y estoy convencida de que este año va a ser mi año y será el momento en que consiga ver un poquito de luz al final del túnel, el momento en que pueda, realmente, decir: Hola, soy Mar Vidal, soy interiorista y organizadora profesional y vivo de mi trabajo”.
No espero nada, no busco gran cosa, soy muy, pero que muy feliz así que, como se suele decir: que me quede como estoy y si puedo mejorar, ¡ojalá!.
A todos los demás, solo puedo desearos lo mejor, que seas feliz, que tengas lo que deseas, que consigas aquello a lo que aspiras, que disfrutes de la vida, de los momentos que los tuyos te dan y que puedas descansar y sentir que la vida pasea contigo sin que pase por ti pero sin ti.
Te deseo lo mejor para ti y los tuyos y te animo a que sigas aquí conmigo un año más.
Un abrazo fuerte, de esos de varios mississippis, como me gustan a mi.